Francia vuelve a ser Francia, aquella selección temible que coronó su
época dorada con una Eurocopa y un Mundial. Está claro que necesita
apuntalar esta sensación con un resultado notable en el torneo que
empieza el próximo viernes en Polonia y Ucrania pero desde luego los
mimbres son inmejorables.
Porque esta Francia, la de Laurent Blanc, la que trata de enterrar el
borrón de Sudáfrica bajo toneladas de buen fútbol, tiene madera de
equipo importante. Para empezar, porque llega a la cita del año con dos
jugadores deslumbrantes como Ribéry y Benzema.
Entre ambos se las arreglaron para desquiciar a la aplicada pero
limitada zaga de Estonia, que sólo pudo aplaudir el primer tanto del
delantero del Bayern y la rosca del madridista para el 2-0 con el que se
llegó al descanso.
Pero hay más, mucho más, porque Francia cuenta con un ramillete de
lugartenientes que no le van demasiado a la zaga a sus dos generales.
Hablamos, cómo no, de jugadores como Nasri, Ben Arfa o Giroud. Los dos
últimos, sin ir más lejos, son suplentes y podrían dinamitar cualquier
encuentro entrando desde el banquillo, condición sine qua non para los
equipos de primera línea.
Quedan cosas por pulir, no cabe duda, porque un equipo campeón no se
monta de la noche a la mañana, pero las sensaciones, repetimos, son
inmejorables.
Sus dudas, más que nada, son defensivas, porque Mexès sólo convence a
Blanc como compañero de Rami. Y es que un modesto delantero estonio que
responde al nombre de Ojamaa necesitó sólo cinco minutos para mostrar
las vergüenzas del central del Milan, lento y dubitativo en varias
acciones.
El centro del campo tampoco es que enamore pero tiene empaque y
cierta calidad. Para crear, y maravillar, ya están los de arriba. En
cierto sentido, recuerda a la Argentina de Sabella aunque Francia tiene
un mejor trato del balón en todas sus líneas.
El primer tanto del partido ejemplifica a la perfección este
discurso. Pared entre Ribéry y Benzema, con taconazo incluido del '9'
blanco, y definición inapelable de la estrella del Bayern. El 2-0 fue
una genialidad de Benzema pero en el tercero volvió a funcionar la
sociedad de moda en la selección gala: pase de Ribéry y nuevo gol del
'gato' más mortal del panorama futbolístico.
El cuarto, con el tiempo casi cumplido, corraboró el buen momento de
forma de Giroud, máximo artillero de la Liga francesa, que asistió de
tacón a Menez para que éste cerrara el marcador.
Ahora llega Inglaterra y con ella la tensión propia de los partidos
de competición oficial. Francia sigue estando a examen, pero amenaza con
sacar un sobresaliente. Ya saben, el que avisa no es traidor.
4- Francia: Lloris; Debuchy, Rami, Mexès, Evra; Cabaye
(Valbuena, m.51), Diarra (Koscielny, m.65), Malouda (Giroud, m.73);
Nasri (Ben Arfa, m.73), Benzema (Menez, m.73), Ribéry (Martin, m.65).
0- Estonia: Pareiko; Jääger, Klavan, Rähn, Teniste
(Kruglov, m.46); Dmitrijev, Kruglov, Vassiljev; Kink (Purje, m.68), Oper
(Voskoboinikov, m.68), Ojamaa (Saag, m.61)
Goles: 1-0, m.25: Ribéry; 2-0, m.37: Benzema; 3-0, m.47: Benzema; 4-0, m.91: Menez.
Árbitro: Liran Liany (ISR)
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