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martes, 11 de septiembre de 2012

Javi Martínez 'asalta' Lezama


Instalaciones de Lezama. Dos de la madrugada del sábado que conduce al domingo. Noche cerrada y despejada. El centro de trabajo del Athletic descansa plácidamente durante el fin de semana, ya que la actividad de una nueva semana plagada de entrenamientos, equipos, idas y venidas, empieza el lunes.
Las puertas están cerradas a cal y canto y no hay nadie en las instalaciones, excepción hecha, claro está, del agente de seguridad que vela por las mismas, persona que se ve sobresaltada por la llegada de un vehículo a las inmediaciones del aparcamiento principal.
Como quiera que no se espera a nadie a esas horas, permanece ojo avizor comprobando con una enorme sorpresa como una persona se baja del coche y, ni corto ni perezoso, escala la pequeña valla que separa el aparcamiento donde estacionan los jugadores, cerrado a esas horas, y progresa por el mismo hacia la entrada principal del edificio, cual si fuera un ladrón cualquiera.
Discusión y exigencia
Evidentemente, el guardia sale de su guarida y se va hacia el presunto caco para echarle el alto comprobando, incrédulo, que el inclino ladrón es el mismísimo Javi Martínez, el ex jugador del Athletic que exigió al agente de seguridad que abriera la puerta del vestuario para llevarse sus pertenencias, que siguen estando en Lezama, puesto que el pasado miércoles 29 de agosto, la fecha en la que Javi pisó por última vez Lezama antes de viajar a Múnich para pasar el reconocimiento médico previo al pago de su cláusula para desvincularse del Athletic, se marchó como si fuera a volver el día siguiente, cosa que no ocurrió.
Después de una discusión, por la insistencia del navarro en que se le facilitara el paso a las instalaciones en base a ser quien era, Javi pudo acceder, finalmente, a la caseta del primer equipo, donde su taquilla había sido vaciada por completo en vista de su espantada.
Taquilla vacía
Como quiera que las botas y demás enseres personales que Martínez tenía en Lezama se encontraban en otra dependencia, cerrada con llave y de imposible acceso, Javi tan solo pudo rescatar algún par de botas que había por allí desperdigadas, nada más.
El incidente, tan sorprendente como cierto, no es sino otro capítulo más de la controvertida huida del futbolista del Bayern de Múnich, quien en ningún momento ha contactado con su ex club para que le fueran devueltas sus pertenencias y material personal.
Tampoco le pidió a alguno de sus ex compañeros que le rescatara dicho material, sino que prefirió intentar cogerlas cuando no había nadie en Lezama, a hurtadillas. Se suma al episodio, también curioso de su viaje secreto a Múnich, donde intentó parapetarse tras un paraguas con el fin de no ser descubierto, aunque sin éxito, en un episodio que ha quedado superado con creces por su intento de asalto a las instalaciones de su ex equipo para llevarse sus botas, que no estaban allí.

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